jueves, 22 de febrero de 2007

Mezcla de tiempos verbales

He sido animada por Panocho a escribir esta entrada, aunque realmente debería ser él quien lo hiciera.
Desde que mantenemos contacto verbal he sido criticada en numerosas ocasiones por el uso de distintos tiempos verbales en la misma frase o por el uso del pretérito perfecto en lugar del indefinido para referirme a un suceso del pasado y ya terminado. Debo reconocer que he hecho todo lo posible por rectificarlo y, en gran medida, lo he conseguido, pero todavía me falta un poco. Sin embargo, aunque alguna vez meto la pata, Panocho ha conseguido que cada vez que oigo el error en boca de otros, lo reconozca e, incluso cuando soy yo quien lo comete, también me doy cuenta, aunque sea tarde.
He intentado hacerle entender que es muy difícil corregir un error cuando a todas horas lo estás oyendo (la gente que nos rodea, la televisión, la radio) y he conseguido que sea más benévolo, pero aún así, mete mucha caña.
Como no sé si con la descripción que he hecho os hacéis una idea de lo que quiero decir, os pondré unos ejemplos.
Es habitual, al menos en la zona centro (de la que casi todos los visitantes provenimos) mezclar los tiempos verbales: “el año pasado me fui de vacaciones a la playa y me he llevado sólo una maleta”. Quizá este error no sea tan corriente como el siguiente, pero os aseguro que lo decimos.
El otro, es del tipo: “ayer he comido lentejas” (en vez de comí) o “la semana pasada hemos visto una película” (en vez de vimos). Sí estaría bien si hablamos de algo más cercano en el tiempo (esta mañana) o de un suceso que no ha terminado o tiene continuación en el tiempo (“he escrito tres libros” se supone que no los he escrito todos hoy, pero el tiempo verbal da a entender que puedo escribir más todavía).
Así como el primer fallo creo que lo tengo superado (a ver si Panocho se atreve a hablar y lo confirma), el segundo, aunque está muy avanzado, cuesta más.
Creo que si al menos los visitantes de este blog (y algún cónyuge) lo corregimos, panocho habrá dado sentido a su lucha a favor del lenguaje (aunque tiene más cruzadas pendientes).

martes, 13 de febrero de 2007

Queísmo y dequeísmo

¿Quién de nosotros no ha visto u oído alguna vez una frase del tipo: le advierto que..., le informo que..., me alegro que..., hasta el punto que...?
Son expresiones que no nos llaman tanto la atención como otras, porque no nos suenan del todo mal y, sin embargo, son incorrectas.
Hace muchos años (yo era muy pequeña) este error apenas se cometía, pero hubo un momento en que se popularizó mucho el “dequeísmo” (no estoy muy segura del origen, pero puede estar en las influencias hispanoamericanas de los culebrones). Sonaba tan vulgar que intentamos evitarlo con tal fuerza que lo que hicimos fue cargarnos todas las asociaciones “de que”. Y lo hicimos con tanto empeño que eliminamos todas, incluso las que estaban bien y pasamos del error del dequeísmo al del queísmo.
Yo misma caí en ese error y aún ahora me cuesta a veces decir alguno y en otros casos tengo que pensarlo detenidamente antes de saber si hay que usarlo o no. Pero la solución para no cometer ninguno de los dos errores es sencilla. Cuando dudemos de una frase, basta con ponerla en interrogativa: ¿de qué te advierto? ¿de qué te informan? ¿de qué me alegro? Si en la pregunta se usa "de que" está claro que la respuesta también tiene que llevarlo.
Espero que este truco sirva para los que todavía tienen dudas de cómo o cuándo usar estas dos palabras juntas y, sobre todo, sirva para que en los medios de comunicación y anuncios no se cometa ninguno de estos errores porque, al fin y al cabo, nosotros podemos poner todo nuestro empeño en mejorar nuestro lenguaje pero si desde fuera nos bombardean con errores nos dificultan mucho la tarea.
Siguiendo la enseñanza de nuestro paladín, para cualquier duda al respecto, podéis acudir al diccionario panhispánico de dudas.

miércoles, 7 de febrero de 2007

Uso de "que" y de "quien"

Un fallo muy frecuente entre los oradores y los periodistas de los distintos medios de difusión es el empleo del pronombre relativo "que" en lugar de "quien" en buena parte de las ocasiones en las que lo correcto sería utilizar éste último.
En mi modesta opinión, "que" es un pronombre aplicable a animales y cosas, mientras que "quien" tiene la exclusiva de su utilización cuando se hace referencia a las personas.
Sin embargo, cada vez es menos raro encontrarnos con situaciones en las que se utiliza el pronombre "que" para sustituir a una persona, lo que, insisto, creo que constituye una incorrección que deberíamos evitar todos, pero fundamentalmente quienes tanta influencia pueden ejercer sobre la sociedad al actuar desde una tribuna pública o desde un medio de comunicación de masas.

Pobreza de lenguaje

Hacia las 10:50 horas del pasado 1 de febrero tuve ocasión de escuchar en el programa "Las mañanas de Radio 1", dirigido por Olga Viza, a la presidenta de un colectivo feminista cordobés que, con el apoyo del Ayuntamiento de Córdoba (¡ay, Dª Rosa, con IU hemos topado!) presentaba una campaña en la que, con el pretexto de evitar el lenguaje machista, propugnaba la utilización de términos como "marida" en lugar de "mujer".
Si no la entendí mal, que es posible, cada vez que un hombre decía "mi mujer" estaba aludiendo a un sentimiento de propiedad y, además, empleaba un vocablo genérico aplicable a cualquier mujer y no específicamente a la que estuviera unida a él. Y eso no sucedería si se utilizase la voz "marida", pues cuando una mujer alude a su pareja como "mi marido" ni hay en la expresión sentimiento alguno de propiedad ni se emplea ningún vocablo genérico.
Es éste un razonamiento tan profundo que no soy capaz de seguirlo, pero es igual: la Sra. presidenta tiene toda la razón y, aunque implique un gran desconocimiento del lenguaje, pues entre otros términos contamos con 'esposa/o' o 'cónyuge' que no plantean problema alguno, hora es de perfeccionar nuestro idioma desde un punto de vista no sexista añadiendo palabros como "marida". Aunque, como es lógico, implique tener que hacer lo mismo con otro montón que en estos momentos cuenta tan solo con el aspecto femenino al tratarse de palabras acabadas en 'a' o en 'as'. Y, de acuerdo con ello, hemos de pedir a la Real Academia que autorice miles de términos entre los que, por citar sólo algunos de los más usuales y que empiezan por 'a', deben estar abortisto, ácrato, accionisto, acordeonisto, acróbato, activisto, ajedrecisto, albaceo, almacenisto, alpinisto, anacoreto, analisto, anarquisto, anestesisto, antagonisto, antenisto, apóstato, aristócrato, arribisto, articulisto, artisto, asambleísto, ascensoristo, astronauto, atleto y avalisto.
¿Conforme, Sra. presidenta del colectivo cordobés?

martes, 6 de febrero de 2007

Honoris causa

Con relativa frecuencia nos sorprenden los medios de comunicación (sobre todo la prensa escrita) con la entradilla de una noticia en la que tan solo se dice que a Fulanito le han nombrado "honoris causa" por la Universidad de XXX. De acuerdo, pero ¿qué es lo que le han nombrado? El periodista se queda tan ancho con su afirmación sin tener en cuenta que en realidad no ha dicho nada, posiblemente porque no sepa que "honoris causa" no es ningún nombramiento, es la razón de un nombramiento.
Suele tratarse de la concesión del título de Doctor, que en condiciones normales se obtiene tras cumplir una serie de requisitos: licenciatura previa, cursos de doctorado, tesis doctoral... Pero hay ocasiones en que los méritos relevantes de una persona la hacen merecedora del título aunque no cumpla con ninguno de los requisitos exigidos, pues se considera que tales méritos son suficientes para constituir una excepción a la regla general, esto es, una concesión "honoris causa".

lunes, 5 de febrero de 2007

Para empezar

No soy ningún lingüista experto, pero ello no es óbice para que me subleve cada vez que alguien da una patada a nuestro idioma, patada que siento con mayor fuerza cuanto más "alta" está la persona que la propina. Es más que probable que yo mismo cometa mil y un errores en este blog, y por ello me disculpo anticipadamente; pero desearía que, si es así, cualquier persona que lo observe lo corrija inmediatamente. Y lo mismo desearía que se hiciera si la incorrección tuviese otro origen.
Para empezar, quiero romper una lanza en favor de lo que se llama "nombre común" y que, según el DRAE, es el que se aplica a personas o cosas pertenecientes a conjuntos de seres a los que conviene igualmente por poseer todos las mismas propiedades.
Viene esto a cuento porque cada vez está más extendida la costumbre de decir "compañeros y compañeras" por parte de personas que parecen sentirse discriminadas (o discriminantes, en su caso), si al hablar a sus oyentes emplean sólo la forma masculina, olvidando que la utilización del "nombre común" evita la tontería que supone tener que aludir simultaneamente a los aspectos masculino y femenino de cada vocablo.